¿Asociarías el nombre PractiMilonguero a una serie de entrevistas? Seguramente no.
Muchas veces he dicho que las entrevistas surgieron por accidente y es cierto.
Corría el año 2010, el Tango Nuevo estaba en boga más aún en Europa y Estados Unidos. Yo había regresado de mi gira y me preocupaba esa situación. No podía admitir que un estilo de tango que ha sido bailado por generaciones como lo es el Milonguero, no se mencionara a los nuevos alumnos y tan solo se les diera a conocer uno que recién había surgido.
No soy una necia que se opone a la evolución. Se muy bien que las cosas cambian y no me opongo a ello. Tan solo sostengo que se debe informar, que el tango no es una danza de moda, es cultura de Buenos Aires que debemos respetar y preservar.
Con esa idea girando en mi cabeza, esos días me preguntaba qué podía hacer para difundir el tango tradicional.
Una tarde, acababa de darle una clase privada a un alumno que me preguntó a qué milongas le sugería ir. Era un muy buen bailarín al que le gustaba el estilo Milonguero; por ello le propuse una milonga tradicional a la que suelo ir.
Cuando la mencione, él reaccionó inmediatamente diciendo: “No! no quiero regresar allí, he tenido una mala experiencia”. Le pregunté qué había sucedido y me relató lo siguiente:
Había ido hasta la mesa de una mujer para invitarla a bailar. Ella no solo no le dirigió la palabra sino que giró su cabeza hacia el lado opuesto al que él se encontraba. Él continuó allí parado por un instante sin saber que hacer y otra mujer que se se hallaba en una mesa cercana y se había percatado de la situación, ofreció bailar con él.
Obviamente él no sabía que en las milongas tradicionales, la invitación es mediante el “cabeceo”.
Me sentí muy apenada por su experiencia y también me di cuenta de que era necesario enseñar no solo a bailar, sino también, transmitir los códigos que se utilizan en las milongas tradicionales aquí en Buenos Aires. Como he comentado en algún posteo anterior, para los que vivimos en Buenos Aires y bailamos tango, no existe la prisa de aquel que está de visita en la ciudad. Semana a semana, vamos descubriendo las milongas y los códigos.
Luego de oír la experiencia de mi alumno y tomar la decisión de enseñar los códigos, porque como dice mi amigo Osvaldo Natucci, “La enseñanza abrevia el calendario”. Me propuse abrir un espacio donde organizaría la música en tandas de tan solo dos tangos para tener major oportunidad de practicar esa sutil invitación.
Pensé que PractiMilonguero era un buen nombre para el evento porque sería una práctica, no una milonga. Pero en esa época, las prácticas estaban asociadas al Tango Nuevo así que el nombre debía dejar claro de que estilo se trataba.
Había publicado un anuncio en la revista “El Tangauta”, había hecho imprimir volantes que se distribuían en las milongas, todo marchaba bien pero surgió un problema.
¿Querés saber qué pasó y ver el video?